Se busca una música delicada, muy brillante, alegre y plástica.
Para ello la melodía toma una importancia enorme y se convierte en el elemento básico de esta música, la melodía es el alma de la música clásica. Para encontrar estas melodías se va a recurrir a la música popular, música folklórica.
Estas melodías se construyen de tal forma que reflejan esa perfección, con frases de ocho compases (divididas en dos períodos de cuatro y cuatro) de dieciséis (ocho mas ocho) o de seis (tres mas tres). Es decir se crean unas melodías enormemente regulares.
Se pierde el ritmo mecánico del Barroco, en favor de ritmos más naturales y variados proviniendo muchas veces precisamente de la melodía.
Se buscan tonalidades fáciles y simples, con preferencia de los mayores sobre los menores, éstos sólo se usan cuando la música quiere llegar a fuertes esferas de la expresión; esta es una de las razones por lo que la música clásica aparece como algo alegre, brillante y claro.
El clasicismo se expresa sobre todo a través de la forma Sonata y la Sinfonía y secundariamente con otras formas de carácter popular como la Serenata, la Casación y el Divertimento.
La música clásica tendrá como ideal el crear algo puramente bello, es decir, una música que no sirva a ninguna finalidad fuera de si misma, por ello que no intente servir, representar, imitar, que sea un arte que se sostenga por si mismo, sin propósitos concretos.
La norma del Clasicismo es construir una música lo más simple posible, y por ello simboliza al hombre como ser armónico y sin problemas.
Por fin el Clasicismo ayudado de los ideales de la Revolución Francesa va a conseguir extender la música a la mayor cantidad posible de público, que desde ahora va a comenzar a valorar en toda Europa enormemente la música.
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